La playa de la Arnía se encuentra protegida en su cara norte por un gran acantilado lo que proporciona un ambiente muy acogedor. Ideal para estar recogido en los días de viento. Todo el entorno es rocoso y presenta una abundante fauna marina, pudiéndose ver con relativa facilidad cangrejos, quisquillas y algún que otro pulpo durante la marea baja.
Los imponentes farallones que vemos al frente constituían estratos calizos sedimentados en el fondo del mar hace 90 millones de años, levantados casi hasta la vertical por el empuje del continente contra la placa tectónica del Cantábrico, que penetra bajo el litoral.
Esa muralla caliza con sus agujas y ventanas cede ante el empuje del oleaje, que labra tras ella la plataforma de abrasión sobre las grises margas, de menor consistencia, descalza el acantilado y hace retroceder la línea de costa.
Las lastras de la plataforma de abrasión, por su posición paralela al mar y su separación por crestas de calizas más resistentes, suponen un refugio relativo para peces pequeños respecto a los depredadores de mayor tamaño, para los que supone un riesgo aventurarse a pescar por el peligro de quedarse atrapados por la bajamar.
Galería Fotográfica
Bibliografía y Fotografía
- Fotografías de Eugenio Alonso Cuco, colección particular